Entre aquellos que dan rienda suelta a su creatividad modificando su entorno o vivienda encontramos a quienes pretenden crear un museo personal. Un museo entendido como un lugar que recoge todas sus experiencias, sabiduría y objetos acumulados a lo largo de los años. Es curioso observar que la mayoría de estas personas colecciona piedras, botellas, latas o muñecos que a menudo emplea después en sus construcciones. Me surgen varias dudas ¿qué es lo que nos/les empuja al coleccionismo? ¿Qué tiene de particular este coleccionismo que se basa en la recuperación de materiales? ¿Está emparentado con el síndrome de Diógenes? ¿es una locura asociar esta voluntad de personalizar y diferenciarse con un fenómeno como el tunning?
El Jardín Escultórico de máximo Rojo. Fotografía: Graciela García
El Jardín Escultórico de máximo Rojo. Fotografía: Graciela García
En España, encontramos entre otras la obra de Máximo Rojo, un abigarrado conjunto de más de 400 esculturas figurativas modeladas en cemento con piedras incrustadas y estructuras de alambre o hierro forjado en el interior. En ocasiones se sirve también con fines expresivos de plástico, madera o papel. No está claro si el autor (un agricultor que nunca se había interesado por el arte) comenzó su museo como un divertimento para combatir el ocio de la jubilación o por una "llamada interior", desde luego su impulso debió ser lo suficientemente fuerte como para vencer las reticencias de su esposa y vecinos. Máximo Rojo reprodujo en su jardín el saber que había adquirido en manuales de Geografía e Historia desde que aprendió a leer a los 20 años. El conjunto de su obra se recogía bajo el nombre El Jardín Escultórico Universal y podía visitarse en Alcolea del Pinar (Guadalajara). Tras el fallecimiento de su autor en 2006 el jardín permanece cerrado y sin mantenimiento alguno.
Como por contagio, a pocos metros del museo de Máximo Rojo, en Alcolea del Pinar, encontramos la impresionante casa excavada en la roca por Lino Bueno y otro museo personal: el Museo de la Perdices. Se trata de un lugar peculiar, a medio camino entre museo, bar y taller. Allí encontramos antigüedades de todo tipo intercaladas con obras del autor (escultura y pintura). Lo visitamos en agosto del año pasado y pudimos conocer al mismo Perdices que nos ofreció un refresco y una guía personalizada a cambio de la voluntad para el mantenimiento del museo. Nos dijo que estaba en desacuerdo con su inclusión en el libro “Escultecturas Margivagantes” que había aparecido unos meses antes y reseñaba las intervenciones del entorno y la arquitectura en España. También habló con cierta superioridad de sus paisanos Lino Bueno y Máximo Rojo a quienes consideraba en la inferior categoría de artesanos.
Museo de las Perdices. Fotografía: Graciela García
Ahora completamente destruido, Le Jardin Encyclopédique consistía en un área de 18.000 metros cuadrados disponiendo de una cadena de caminos, puentes, senderos, escaleras y puntos de vista panorámicos, por los que se desarrollaba una red de alambres de la que pendían cientos de placas hechas a mano con inscripciones. Ubicadas principalmente en los árboles, estas placas eran realizadas con viejas latas arrugadas sobre las que pintaba con óleo para después escribir textos en cinco idiomas mostrando su conocimiento enciclopédico en temas como Geología, Astrología, Matemáticas o Psicología.
3 comentarios:
Es sorprendente las cosas que hay, me imagino lo bonito que debe ser descubrir estos sitios mientras das un paseo, sin esperar verlos.
Me está gustando mucho ver todos los textos que estás escribiendo, es curioso, pero me parece bastante más humilde y quizás verdadero, estos trabajos que parecen estar hechos para los propios autores y no con un fin comercial ni buscando nada más que el trabajo en sí. También que los autores no sean conocidos hace que se vea sin tantos prejuicios. Parecen más intimos ¿verdad?
Me encantaría ver el jardín de la última foto que has puesto.¿cómo lo has conocido?
*B.
Hola Berta, me alegro de que también te gusten estos trabajos. La humildad es lo que nos atrae de ellos, que están hechos por necesidad.
Todas las fotos que ves (menos el bosque con placas) son de Guadalajara y me enteré de que existían por un reportaje en el País Semanal. Cuando lo leí estaba haciendo uno de los trabajos del primer año del doctorado sobre este tipo de sitios, que llaman "visionary environments". Y claro, yo sólo leía sobre ejemplos fuera de España y me decía que aquí también debería haber un montón de sitios. Es curioso, percisamente hoy los he vuelto a ver porque me pillaban de paso(hemos pasado unos dían Santi y yo en el Alto Tajo) y a pocos kilómetros de Alcolea del Pinar hemos parado en un restaurante y casualmente había allí otra intervención de un "loquillo" en su casa. Una especie de taller lleno de inscripciones religiosas y dibujos naïf. Parece que en esa zona un tanto triste de la Mancha levantas una piedra y te salen tres artistas espontáneos.
Bueno, en realidad tú me preguntas por la otra foto. Leí sobre el caso en el libro que te digo que se llama "Visionary Environments" a mí también me interesó mucho. No hay mucha información en Internet aunque me parece que por algún lugar hay una película... a ver si me entero.
Un besillo
Apabullante cantidad de material la que tienes aqui alojada. Gracias, conocia unos cuantos, pero ando descubriendo buenos ejemplos con tu blog...
A modo de anecdota (ya que este hilo esta hundido en el olvido), enlazar a lo siguiente; http://www.film-schlumpf.ch/Evers/ASe/ASe.html
Información sobre el film que comentas, de Hans-Ulrich Schlumpf. Yo no he logrado dar con el...
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